La región del Bajío en México ha experimentado un crecimiento económico significativo en las últimas décadas, impulsado principalmente por el establecimiento de empresas familiares que desempeñan un papel fundamental en la economía local, pues suelen tener un fuerte compromiso con su comunidad que se traduce en reinversiones en la región. Adicionalmente, su visión a largo plazo les permite ser resilientes y adaptarse a los cambios económicos y del mercado.
En este contexto, planificar una sucesión es el principal desafío que este tipo de organizaciones enfrentan, ya que, a menudo, la transición de la primera a la segunda generación puede ser complicada, por lo que es crucial establecer estructuras de gobierno corporativo bien definidas que aseguren la continuidad del negocio.
Otro aspecto que debe tomarse en cuenta es el acceso a financiamiento externo, el cual puede verse limitado ante la falta de historial crediticio, o bien, a fin de evitar la dilución del control familiar, lo que reduce las opciones de acceso a determinados recursos económicos. Ante este tipo de situaciones, es recomendable que las compañías busquen asesoría para mejorar su perfil crediticio y analizar alternativas de financiamiento.
Paralelamente, un pilar clave para el desarrollo interno es la profesionalización del personal, ya que algunas suelen operar con estructuras organizacionales poco sólidas, lo que implica la carencia de procesos y sistemas establecidos, por lo que la contratación de talento externo, así como la implementación y modernización de prácticas de gestión, pueden contribuir a una mayor eficiencia y competitividad.
Sin embargo, además de los retos, el Bajío goza de algunas oportunidades de desarrollo. Por ejemplo, se trata de una región que se ha vuelto atractiva para numerosas entidades multinacionales, especialmente en sectores como el automotriz y el aeronáutico, por lo que las compañías locales tienen la oportunidad de integrarse en sus cadenas de suministro para impulsar su crecimiento, accediendo así a mercados estratégicos.
Asimismo, adoptar proyectos de innovación y nuevas tecnologías es fundamental para incentivar la competitividad. Invertir en digitalizar procesos e implementar soluciones de industria 4.0 puede mejorar la eficiencia operativa para aprovechar oportunidades de posicionamiento.
Por otro lado, cada vez más consumidores y socios comerciales valoran las prácticas responsables y sostenibles, y las empresas familiares del Bajío están aprovechando esta tendencia al adoptar de manera asertiva políticas que mejoran su reputación y les proporcionan nuevas oportunidades en industrias estratégicas que se establecen en la región.
Finalmente, la colaboración con otras organizaciones, así como participar en redes empresariales, facilita el acceso a mercados emergentes, recursos y conocimientos. Además, crear clústeres y colaborar con instituciones educativas y gubernamentales puede generar grandes beneficios para el desarrollo y permanencia del negocio.
En conclusión, no hay duda de que las empresas familiares en el Bajío aún enfrentan desafíos que deben considerarse; no obstante, es importante concentrarse en las múltiples oportunidades que ofrece la región para crecer y prosperar. La clave radica en la capacidad de adaptarse a los cambios, profesionalizar su gestión e implementar la innovación y colaboración. Con el enfoque correcto, estas organizaciones pueden seguir siendo un motor vital para la economía regional y nacional.
Nota: las ideas y opiniones expresadas en este escrito son de quienes firman el artículo y no necesariamente representan las ideas y opiniones de KPMG México.
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