En este inmenso país, territorio de culturas diversas, de geografías cambiantes y ondulantes de miles de kilómetros, se hacen necesarios caminos para poder atravesar su inmensidad. Así fue como se concibió la carretera 57. Como la columna vertebral que conecta al país de Sur a Norte. Y de alguna manera, en su centro, en el corazón de esa conexión virtuosa, se articula la ciudad que conecta todos los puntos, el de norte a sur sin duda, pero también el de oriente y occidente: Querétaro es el centro de México. Es el punto donde confluencia y destino son sinónimos. La ciudad que marcó las historias del país no solo por el encuentro de personas, paisajes y eventos, sino también por el cruce de decisiones, coincidencias y caminos.
La independencia se gesta en Querétaro. Nuestra Constitución aquí se redacta y la conquista de la fe de los primeros misioneros desde aquí se propaga. Un estado y una capital pródiga de inicios, pero también de consolidaciones de sueños. El sueño imperialista europeo se derrota por la imaginación libre de una República independiente y hoy la vanguardia de crecimiento del país también aquí se gesta. Pasado y presente le dan protagonismo a la ciudad de Querétaro.
Un estado con tres sitios declarados Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO tiene que significar abundancia en las mentes que aquí saben crear, fundar y preservar. Particularmente su zona de monumentos históricos en la capital contiene esa mezcla perfecta de dinamismo con tradición, cuya mezcla vibra en sus colores, fachadas y nuevas expresiones. Ejemplos abundan. La Plaza de Armas que igual da cabida en convivencia a un edificio tan histórico como la casona donde se gestó la conspiración de la llama independentista en donde hoy se aloja el Gobierno del estado de Querétaro, y que también es sitio del edificio en donde se encuentra la Galería Libertad, espacio artístico de expresiones contemporáneas de vanguardia.
Esta dupla de tradición y vanguardia es particular de esta ciudad. Baste también recordar la Plaza de los Fundadores que ve de frente al Templo de la Santa Cruz, desde donde la pasión franciscana salió a cumplir con su misión evangelizadora. Contiguo al templo, hoy se encuentra el Museo de Arte Contemporáneo Querétaro, creado en 2018 para albergar la obra de los artistas que dibujan el nuevo perfil de la cultura. Así, conviven el Siglo XXI y el XVII en un rincón como tantos otros de la ciudad.
El templo de Santa Rosa Viterbo, prodigio del barroco novohispano, es maravilla que el ojo contempla y absorbe. El silencio de su interior y exterior son guardianes de la máxima expresión de la riqueza arquitectónica que ha visto nuestro país. A su lado, en una puerta quizás discreta, pero sin duda, señorial, se da paso al espacio que antes fuera su convento y que luego de un minucioso y atento proceso de restauración, hoy contiene al Centro de las Artes. Este proyecto único en el país hoy da cabida a tantas expresiones artísticas como personas interesadas en el engrandecimiento de su espíritu. Lo nuevo y lo tradicional. Lo dinámico y lo histórico: este binomio queretano que da cuenta de por qué no solo es tradición lo que lo sostiene, sino la sabiduría de llevarla hacia adelante.
No es un secreto que esta combinación de legado y oportunidades es justo lo que ha hecho que Querétaro sea un destino favorito para quien llega a conocer, pero también para quien quiere aquí quedarse.
El crecimiento demográfico y la polinización de proyectos, ideas y creaciones son la base del desarrollo queretano. Pocas ciudades cuentan con las cifras de crecimiento de Querétaro. Pocas ciudades son suma de tantos talentos. Por eso, volvemos a decir, el cruce de decisiones, coincidencias y caminos se convierten en destino. Y si es tan grande el presente queretano, podemos atisbar con certeza su futuro: seguir siendo encuentro, cambio, corazón y conexión virtuosa. Seguir siendo el herraje de la historia y del futuro del país. Seguir siendo cruce de caminos.
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